Los ciclistas deben afrontar ritmos muy duros, donde sostienen el pedaleo durante mucho tiempo, a la vez que suben o bajan pendientes, aceleran de forma brusca o realizan sprints. Tienen que tener capacidad para aguantar todo esto y más, y ahí reside su éxito.
La alimentación debe ser equilibrada para controlar el gasto energético. Así, los ciclistas utilizan el metabolismo energético aeróbico, es decir, que el cuerpo consigue la energía en presencia de oxígeno y de ahí que el gasto energético sea muy elevado. Deben ingerir los nutrientes apropiados, sobre todo prestando atención a los carbohidratos.
Antes de la competición
Si deseas practicar este deporte sin resentirte, debes llevar una dieta equilibrada en tu alimentación diaria. Sobre todo antes y después de un entrenamiento, si quieres optimizar el rendimiento. La hidratación también es muy importante para no perder líquido y minerales de forma excesiva.
El plazo mínimo entre la última comida y la práctica será de unas 3 horas, así evitarás problemas digestivos. El desayuno no deberá ser muy pesado pero rico en glúcidos (frutas, zumo, cereales, lácteos, miel, jamón, queso, café, té).
Durante la competición
Si lo que quieres es competir, planifica bien las comidas, la suplementación e hidratación durante las carreras. Tu cuerpo necesita más energía, por lo que es aconsejable tomar una bebida energética cada 20 minutos aproximadamente. Los concentrados más eficaces son las barritas energéticas.
Después de la competición
Al acabar la carrera o competición, ya tras todo el esfuerzo, puedes ingerir, un lácteo, otra barrita o agua con gas.
Recuerda también que puedes asesorarte con un nutricionista deportiva para ayudarte en la planificación, así conseguirás minimizar riesgos y mejorar tu rendimiento.
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